Leitaria Garrett
sexta-feira, outubro 29, 2004
Ayer hice algo que ya hace mucho quería hacer. Alex no lo sabe aún, pero he leído su diario, su libro de apuntes, su blog manual. Eso donde siempre apuntas los pensamientos que pueden ser algo pero que no lo son todavía; eso donde escribes una u otra palabra mientras esperas alguien en un café solitario; eso que guardas solo para ti y que, como en un contrato firmado sin palabras o sonidos, todos saben que no se puede entrar, que ese es tu universo. Bueno, no sé como llamarle. ¡Es eso y ya está!
Escribió el Rubio:
“Juan quiso imaginar que el tiempo era una flor con pétalos de instante y quiso deshojar la flor. un sí. un no. un juego sin razón.a veces Juan escribe los poemas más hermosos y velados.Lucía no comprende más le ofrece la tutela de su amor. Juan quiere imaginar que el viento es como un mar de gotas en el aire. Juan cree que el ave es pez que surca el cielo huyendo del pescador.Lucía no le entiende y roza el suelo con la yema de sus dedos. no sabe que es la musa y es el cielo que ilumina su visión” *.
Nos veo en sus palabras como si fuesen un espejo. Sé lo que siente Alex. Conozco sus miedos y sé de memoria como suena por dentro.
* Implicados, Presuntos: Los versos de un Loco in el pan y la sal
Escribió el Rubio:
“Juan quiso imaginar que el tiempo era una flor con pétalos de instante y quiso deshojar la flor. un sí. un no. un juego sin razón.a veces Juan escribe los poemas más hermosos y velados.Lucía no comprende más le ofrece la tutela de su amor. Juan quiere imaginar que el viento es como un mar de gotas en el aire. Juan cree que el ave es pez que surca el cielo huyendo del pescador.Lucía no le entiende y roza el suelo con la yema de sus dedos. no sabe que es la musa y es el cielo que ilumina su visión” *.
Nos veo en sus palabras como si fuesen un espejo. Sé lo que siente Alex. Conozco sus miedos y sé de memoria como suena por dentro.
* Implicados, Presuntos: Los versos de un Loco in el pan y la sal
quinta-feira, outubro 21, 2004
Se me han gastado los días de la semana. Y de pronto se me gastarán los del mes. se me ha revelado el misterio del cotidiano.
terça-feira, outubro 19, 2004
no sé quien eres... y a la vez no puedo estar sin ti. Bea o Alex? La verdad es que me dá igual! Hay un alguién ahí en el medio que me gustaría llevar lejos, conmigo. no tengo la tutela de vuestro amor. ni siquiera del mio... lo siento.
domingo, outubro 17, 2004
evoco-te uma vez mais no silêncio disto que sou. Evoco-te nesta certeza longínqua da tua presença em mim, neste elo que nos une e nos transporta para lá dos espaços físicos e mortais. Procuro ainda e sempre conforto em ti, na tua essência e na imagem do teu olhar; nas tuas sábias palavras e no calor dos teus lábios.
Por aqui tudo na mesma: um dia atrás do outro, nesta incerteza que conheces, neste marasmo agradável que já quase irrita. Pergunto-me amiúde como estarás tu; o que tens feito e visto. M perguntou por ti e, como já te não lia há alguns dias, não soube que dizer-lhe. Também por isso te escrevo, para que me relates novas películas e novas fotografias.
Ontem reli-te no pouco de escrito que tenho teu. Inclinei-me, sorrindo, para tentar apanhar esse teu riso quando me contavas que achavas tudo aquilo demasiado lamechas e que também tu não eras tu naquelas palavras. Lembrei-me de como tinha percorrido aquela conversa um pouco à margem, vagamente irritado. E então sorri ainda mais.
P continua o de sempre. Esse não pergunta por ti, como deves calcular! Mas também a ele lhe falo, no silêncio nocturno das traseiras, de como sinto a tua falta.
Sentimos a tua falta no café noutro dia: eu, a Céline e o Jesse, que voltaram para nos visitar.
Queria poder sonhar-te. Ter-te por perto no espaço onde as distâncias não são signos e, como tal, não têm significado. Queria que soubesses que ficou tanto por dizer quando Abeona te levou. Queria que estivesses comigo no meu carro naquela última noite de conversas existencialistas, para que presenciasses a explosão de felicidade que trazia comigo.
Sei que tudo isto é parolo, lamechas. Disse-mo noutro dia Z, daquela maneira única que tanto gostamos. (sorrio) Sim, mas somos parolos quando não estamos juntos ou quando deixamos que os vícios urbanos se apoderem da nossa fragilidade. E por isso decidi ser parolo uma vez mais.
um beijo, querida Lilith.
Por aqui tudo na mesma: um dia atrás do outro, nesta incerteza que conheces, neste marasmo agradável que já quase irrita. Pergunto-me amiúde como estarás tu; o que tens feito e visto. M perguntou por ti e, como já te não lia há alguns dias, não soube que dizer-lhe. Também por isso te escrevo, para que me relates novas películas e novas fotografias.
Ontem reli-te no pouco de escrito que tenho teu. Inclinei-me, sorrindo, para tentar apanhar esse teu riso quando me contavas que achavas tudo aquilo demasiado lamechas e que também tu não eras tu naquelas palavras. Lembrei-me de como tinha percorrido aquela conversa um pouco à margem, vagamente irritado. E então sorri ainda mais.
P continua o de sempre. Esse não pergunta por ti, como deves calcular! Mas também a ele lhe falo, no silêncio nocturno das traseiras, de como sinto a tua falta.
Sentimos a tua falta no café noutro dia: eu, a Céline e o Jesse, que voltaram para nos visitar.
Queria poder sonhar-te. Ter-te por perto no espaço onde as distâncias não são signos e, como tal, não têm significado. Queria que soubesses que ficou tanto por dizer quando Abeona te levou. Queria que estivesses comigo no meu carro naquela última noite de conversas existencialistas, para que presenciasses a explosão de felicidade que trazia comigo.
Sei que tudo isto é parolo, lamechas. Disse-mo noutro dia Z, daquela maneira única que tanto gostamos. (sorrio) Sim, mas somos parolos quando não estamos juntos ou quando deixamos que os vícios urbanos se apoderem da nossa fragilidade. E por isso decidi ser parolo uma vez mais.
um beijo, querida Lilith.
Me tomo de un trago el poco café que queda en la taza ya tan vieja... ya miles de vezes besada por mí o por otros... He quedado con Alex para fumar un rato el final de la tarde, poniéndole un punto final a más un día normal. Miro mis manos. Creo que estaba cierto Umbral con lo que escribió sobre las manos: que también las manos tienen sexo. Miro mi mano izquierda de espacio y concluyo que tendrá que ser más femenina, “más sensible”. La derecha sujeta el cigarro y me parece más fuerte, más activa, “más laboral, más violenta, más sufrida”. No puedo escribir porque lo hago con la derecha que ahora mismo está ocupada. La aristocracia de las manos, la discriminación en mi propio cuerpo desde hace ya una eternidad. ¿Y porqué decir que se me ha afeminado una mano y no que se me ha «masculinizado» la otra? ¿Porqué es que hasta en las manos (¡mis propias manos!) veo tópicos? Sigo el pensamiento de Umbral: “realmente, vamos detrás de nuestra mano, que nos arrastra y quiere cumplir su destino”. La verdad es que con mi mano izquierda hago muy poco. Hay que mirar a las manos de uno para saber si al final la que habla es una mano burócrata, intelectual o una mano más laboral. Yo casi nunca hablo con la izquierda, creo. Hay que preguntárselo a Alex. Cómo hablan mis manos y mirar de lejos cómo hablan las suyas.
quinta-feira, outubro 14, 2004
Gémeos 22 de Maio a 21 de Junho XIII A Morte
“Possibilidade de se encetarem novos caminhos; alguns assuntos e problemas serão erradicados da sua vida dando campo a novas perspectivas. É altura de colocar um ponto final em relações que não lhe trazem estabilidade, apenas com o coração livre poderá almejar por melhores dias. Não tenha medo do futuro. A maneira como tem lidado com as suas economias proporciona-lhe um maior bem-estar material. Tende a entrar numa fase mais próspera. Atenção a problemas ósseos.”
“Possibilidade de se encetarem novos caminhos; alguns assuntos e problemas serão erradicados da sua vida dando campo a novas perspectivas. É altura de colocar um ponto final em relações que não lhe trazem estabilidade, apenas com o coração livre poderá almejar por melhores dias. Não tenha medo do futuro. A maneira como tem lidado com as suas economias proporciona-lhe um maior bem-estar material. Tende a entrar numa fase mais próspera. Atenção a problemas ósseos.”
Había todavía mucha comida en la mesa, pero ninguno de los tres se sentia ya en la obligación física de comer o beber. Necesitábamos aprovechar todos los segundos de nosotros mismos, de los movimientos de nuestras bocas. Detestábamos tener la puerta principal del pensamiento cerrada o ocupada con lo que fuera. “Mi boca es un bolí y me gustaría que tu cuerpo fuera una hoja colorida; de esas donde siempre tienes ganas de escribir lo que sea”, me dijo Bea una vez en la terraza. Le dije que me encantaban sus ojos y que también ellos eran bolís de un maravilloso color gris. Ella no habló; ni siquiera me miró. Me decía indirectamente que no, que no estaba de acuerdo. Yo tampoco, pero a uno siempre se le escapan tonterías cuando está enamorado. Y yo estaba enamorado de sus ojos y de su boca.
Alex se acomodó en la silla y empezó, como siempre hacia, la conversación. El Rubio conocía cada momento que compartimos, bien solo o en grupo. Y sabía que este era uno de esos momentos en los que podría empezar con el tema ese. “Tenéis una distancia temporal favorita?”, preguntó, mientras sacaba uno de los pocos cigarros que quedaban del paquete argentino que le había regalado Carlos hace dos días. Bea me miró con esa sonrisa, inolvidable, reveladora y tan suya. A mis labios les encantaba imitar los suyos, creo porque los deseaban tanto, y una vez más lo han hecho. Miré a Alex para no darme cuenta de lo tonto que era cuando tenía Bea a mi lado. “Qué?”, pregunté esbozando aún esa sonrisa. Y volví a mirar a Bea, pasándole el balón. “A mi me encanta «a veces»!”, dijo Bea con seguridad mientras ajustaba la falda. Y punto! De nuevo la voz fuerte de Alex: “Sí, el «a veces» no está mal, pero me encanta la fragilidad de los segundos”. Y siguió, mirándome: “Tu, por ejemplo, eres varios segundos… casi, casi un minuto!”. Yo, porque no quería seguir en esa situación incómoda, me lo pensé un rato y contesté que la perfección se encontraba en las horas. “La hora tiene que ser la medida temporal más perfecta. La hora es la madre y las demás para bajo los hijos y las demás para arriba los abuelos. La hora es joven, sencilla, despreocupada. Porque la hora está en el medio del tiempo, es el punto de partida y llegada. A quién no le encanta una hora?”. Y les miré a los dos, seguro de mi descubierta. “Ya!... pero el «a veces» es libre como yo. Hace lo que le da la puta gana. No cumple horarios y tiene su relativa independencia”, contestó la Salamandra. “A veces me apetece ponerme gris… a veces me apetece ponerme amarilla. A veces me apetece enamorarme… a veces no. A veces me apetece uno de vosotros, a veces me apetece otro y incluso a veces me apetecen los dos al mismo tiempo. Yo elijo lo que me da la gana y me encanta hacerlo solo a veces!, añadió.Miré a Alex fuera de allí. Él hizo lo mismo. Éramos juguetes, trajes de colores que la Salamandra ponía como y cuando le apetecía. Seguimos hablando a la noche de ese y otros temas, enseñándonos que en nuestro triángulo habían unos vértices más fuertes que otros, que todos nos queríamos de lados desiguales y que cada uno de ellos era perfecto a su manera. Sobretodo nos íbamos fijando que preferíamos deslumbrarnos con el amor que intentar comprenderlo.
Alex se acomodó en la silla y empezó, como siempre hacia, la conversación. El Rubio conocía cada momento que compartimos, bien solo o en grupo. Y sabía que este era uno de esos momentos en los que podría empezar con el tema ese. “Tenéis una distancia temporal favorita?”, preguntó, mientras sacaba uno de los pocos cigarros que quedaban del paquete argentino que le había regalado Carlos hace dos días. Bea me miró con esa sonrisa, inolvidable, reveladora y tan suya. A mis labios les encantaba imitar los suyos, creo porque los deseaban tanto, y una vez más lo han hecho. Miré a Alex para no darme cuenta de lo tonto que era cuando tenía Bea a mi lado. “Qué?”, pregunté esbozando aún esa sonrisa. Y volví a mirar a Bea, pasándole el balón. “A mi me encanta «a veces»!”, dijo Bea con seguridad mientras ajustaba la falda. Y punto! De nuevo la voz fuerte de Alex: “Sí, el «a veces» no está mal, pero me encanta la fragilidad de los segundos”. Y siguió, mirándome: “Tu, por ejemplo, eres varios segundos… casi, casi un minuto!”. Yo, porque no quería seguir en esa situación incómoda, me lo pensé un rato y contesté que la perfección se encontraba en las horas. “La hora tiene que ser la medida temporal más perfecta. La hora es la madre y las demás para bajo los hijos y las demás para arriba los abuelos. La hora es joven, sencilla, despreocupada. Porque la hora está en el medio del tiempo, es el punto de partida y llegada. A quién no le encanta una hora?”. Y les miré a los dos, seguro de mi descubierta. “Ya!... pero el «a veces» es libre como yo. Hace lo que le da la puta gana. No cumple horarios y tiene su relativa independencia”, contestó la Salamandra. “A veces me apetece ponerme gris… a veces me apetece ponerme amarilla. A veces me apetece enamorarme… a veces no. A veces me apetece uno de vosotros, a veces me apetece otro y incluso a veces me apetecen los dos al mismo tiempo. Yo elijo lo que me da la gana y me encanta hacerlo solo a veces!, añadió.Miré a Alex fuera de allí. Él hizo lo mismo. Éramos juguetes, trajes de colores que la Salamandra ponía como y cuando le apetecía. Seguimos hablando a la noche de ese y otros temas, enseñándonos que en nuestro triángulo habían unos vértices más fuertes que otros, que todos nos queríamos de lados desiguales y que cada uno de ellos era perfecto a su manera. Sobretodo nos íbamos fijando que preferíamos deslumbrarnos con el amor que intentar comprenderlo.
sexta-feira, outubro 08, 2004
dizem-me daqui que estas palavras me pertencem, que tenho poder sobre elas e que cada uma, a partir do momento em que a escrevo, se circunscreve ao meu poder, se torna minha prisioneira. Penso. pobre palavra destinada à clonagem vulgar da usura da escrita; triste ser fabricado em embalagens de mil e utilizado industrialmente e sem fim merecido.
ideias cerradas em palavras e palavras minhas prisioneiras.
tudo isto porque me apeteceu ser um pouco tirano antes de dormir. pode ser que assim consiga esta noite alcançar o sono dos justos.
ideias cerradas em palavras e palavras minhas prisioneiras.
tudo isto porque me apeteceu ser um pouco tirano antes de dormir. pode ser que assim consiga esta noite alcançar o sono dos justos.
quinta-feira, outubro 07, 2004
odeio o mundo cordialmente. Cumprimento-o com simpatia hipócrita e deixo-me respirar de forma politicamente correcta. ficas a saber.
terça-feira, outubro 05, 2004
não sei mais como lidar com estas grades que constantemente me rodeiam. Não sei já como o dizer fora dos lugares comuns da escrita, não sei transpor esta realidade para o teu mundo. Peço desculpa por mais esta revolta, caro blog! Agrada-me a tua aceitação passiva e resignação consciente de quem não pode sequer resignar-se. Fora eu como tu, preso e resignado; que outrém me comandasse, que outrém me utilizasse como explosão de si mesmo. Que eu tivesse disso consciência e o aceitasse sem pensar, sem me revoltar, sem fazer disso uma grande coisa. Mas também... também isso é o mais humano, certo? Perdoa-me por fazer de ti mais um objecto meu, mais uma criação minha sem futuro provável. Perdoa-me se te deixar um dia com estas poucas palavras e te confinar a essa existência para o resto da tua (curta) vida. Porque sabes que invariavelmente isso acabará por acontecer, não sabes? Se não o imaginaste ainda, aqui te deixo a minha certeza. Aproveita-me enquanto te aproveito. Tira de mim o que podes porque eu faço exactamente o mesmo contigo. Perdoa-me, sobretudo, esta hipocrisia de falar em "grades" e "prisões" quando eu mesmo te criei para não mais saires deste espaço fechado por uma password e um sign in. Espero que um dia, quando ganhares consciência disto que te falo, se já não for muito tarde, tenhas tu a coragem que não tenho e mo digas. Serei o primeiro a aceitar a tua decisão e quebrar tudo isto. Para que me recordes com simpatia.
segunda-feira, outubro 04, 2004
Te descubro, querida Bea. Me encantaría que también Alex te supiera como yo te supe en esa tarde de Agosto. Me detengo un poco sobre las pruebas de contacto de tus negativos. Y una vez más siento que me gustaría que me fueses más que un papel en blanco y negro. Quién eres? Quién eres tú en mí? Quién tú que me hechizas con tu pelo y tu sonrisa? Quién tú que me haces dudar de lo que no se duda ya más? Quién tú por debajo de la piel que te amolda y te hace un alguien mortal, te categoriza a mis ojos cerrados y a los de los demás que te miran en la calle? A Alex le encantaría conocerte, querida Bea. Estoy seguro de eso! Tienes lo que estamos buscando ya hace más de cien años. Hemos hablado ya un par de veces que nos hace falta un otro yo entre nosotros... un espacio más para existirmos... au creux de ta peau.
"Mas quem «eu»? É uma evidência sem género, sem sexo - acaso já o pensaste? Que estranho!
Como um «tu»! POrque, repara: um «tu» comparticipa ainda de um «eu», está ainda perto dele. Um homem diz «eu», diz «eu» uma mulher - e a ambos dizemos «tu». Porque ao dizermo-lo abordamos a iluminação onde não há sexo, nem género, nem idade, nem «psicologia»: o sexo vem depois, quando se chega à rua. «Eu sou alto» ou «eu sou bela» - sim. Mas «eu» sou «eu» apenas, «tu» és «tu» apenas. Só o «ele» tem género, porque o «ele» está longe, é já do mundo das coisas...
Quem «eu»?
Vergílio Ferreira in Estrela Polar
Quem tu? Quem tu em mim, que como no navio-cidade de Sophia te vais revelando e me transportas por entre ondas-ruas desconhecidas? Quem tu em mim, que, sem mapa ou astrolábio, me viajas no desconhecido?
Quem eu? Quem eu em ti e em mim? Quem eu que me apareço e me revelo aos teus olhos, longe da costa e de coisa nenhuma? Quem eu, que aspiro ser e estar num só verbo, na tua presença e na certeza da tua ausência? Quem eu, que quero a impossibilidade possível e a possibilidade do impossível? ; que não abdico de todos os lugares comuns a que tenho direito, que procuro esse nível de ubiquidade que me separa e me torna humano? Eu, que quero (na certeza desta forma verbal!) conhecer-me para lá do espelho e da sombra que me confere finalidade e me categoriza. Eu que te recordo, te venero enquanto bússola para o destino de mim mesmo, para o espaço que transcende uma imagem, um nome, uma designação adjectivada daquilo que ainda sou aos olhos daqueles que me não conhecem.
Quem nós? Quem nós que nos somos na confidência das sombras da noite e entre fugazes paredes de vícios urbanos?
Recordo-te no silêncio deste cigarro. Este mesmo cigarro que, aqui à frente, vai desenhando ondas vazias de coisa alguma.
Quem eu? Quem eu em ti e em mim? Quem eu que me apareço e me revelo aos teus olhos, longe da costa e de coisa nenhuma? Quem eu, que aspiro ser e estar num só verbo, na tua presença e na certeza da tua ausência? Quem eu, que quero a impossibilidade possível e a possibilidade do impossível? ; que não abdico de todos os lugares comuns a que tenho direito, que procuro esse nível de ubiquidade que me separa e me torna humano? Eu, que quero (na certeza desta forma verbal!) conhecer-me para lá do espelho e da sombra que me confere finalidade e me categoriza. Eu que te recordo, te venero enquanto bússola para o destino de mim mesmo, para o espaço que transcende uma imagem, um nome, uma designação adjectivada daquilo que ainda sou aos olhos daqueles que me não conhecem.
Quem nós? Quem nós que nos somos na confidência das sombras da noite e entre fugazes paredes de vícios urbanos?
Recordo-te no silêncio deste cigarro. Este mesmo cigarro que, aqui à frente, vai desenhando ondas vazias de coisa alguma.
